Las enfermedades alérgicas son afecciones comunes que ocurren como consecuencia de respuestas inmunológicas exageradas. La irritación ocular producida por la alergia a los ojos lleva a una variedad de síntomas molestos como picor, escozor, lagrimeo y enrojecimiento oftálmico que son importantes atacar a tiempo.
Dentro de las alergias oculares podemos encontrar a la conjuntivitis alérgica estacional (CAE) o perenne (CAP), la queratoconjuntivitis vernal, la queratoconjuntivitis atópica y la blefaroconjuntivitis de contacto. Aproximadamente el 10% de la población mundial sufre de alergia en los ojos al menos una vez en su vida, y generalmente aqueja a aquellos que padecen de otras condiciones alérgicas como rinitis o asma bronquial.
Acudir oportunamente al oftalmólogo es la mejor alternativa para prevenir y tratar a tiempo los síntomas alérgicos, aún más cuando el ojo es una de las estructuras más frágiles y delicadas del cuerpo. En OCUMED estamos comprometidos con tu salud visual, y proporcionar la mejor información a quienes nos leen es parte de ello.
La alergia es una reacción de hipersensibilidad debido a una respuesta inmunitaria exagerada del cuerpo contra antígenos extraños. A los antígenos extraños que producen alergia se les llama alérgenos.
Existen cuatro tipos de reacciones de hipersensibilidad de acuerdo a la clasificación de Gell y Coombs, siendo la tipo I y la tipo IV las más relacionadas con el globo ocular.
Las reacciones tipo I están mediadas por la inmunoglobulina IgE. Cuando el antígeno extraño entra al cuerpo, se desencadena una cascada de respuestas químicas en donde se liberan células y productos celulares que llevan a la activación de mastocitos y basófilos.
La mayoría de las alergias oculares se producen mediante este tipo de mecanismo. Una vez que las células se activan, estas liberan sustancias inflamatorias como histamina, citocinas y prostaglandinas que en definitiva llevan a los típicos síntomas alérgicos: irritación, secreción de moco, lagrimeo, enrojecimiento y escozor.
Estos síntomas por lo general inician una hora después de la exposición al alérgeno.
Las reacciones de hipersensibilidad de tipo I son el mediador de todos los trastornos atópicos (p. ej., dermatitis atópica, asma, rinitis, conjuntivitis) y muchos trastornos alérgicos (p. ej., anafilaxia, urticaria y alergia al látex).
Por otro lado están las reacciones de hipersensibilidad tipo IV. Estas se dan por células que responden a un determinado estímulo, pero no de inmediato. Las células T se activan con la exposición continua, y después de cierto tiempo, desencadenan la cascada inflamatoria típica.
Sin duda la alergia a los ojos es una causa común de molestias oculares. De hecho, alrededor del 5% al 22% de las personas sufren de alergias. Esta frecuencia aumenta o disminuye dependiendo de la zona geográfica.
La ‘‘alergia ocular’’ es el término que se le da para englobar a un grupo de enfermedades que cursan con inflamación de la conjuntiva (conjuntivitis). Entre ellas se destacan:
La frecuencia de los síntomas oculares de cada una puede ser de hasta 60% en quienes tienen al menos un antecedente de rinitis, asma u otras enfermedades alérgicas.
Como lo mencionamos antes, los agentes externos son los principales causantes de alergia a los ojos. En este caso, el alérgeno responsable son esporas de hongos o pólenes de árboles, hierbas o arbustos transmitidos por el aire.
La conjuntivitis alérgica estacional es la enfermedad inflamatoria más frecuente del ojo, representando desde el 25% hasta el 50% de todos los casos de conjuntivitis. Sus síntomas son muy variados y se manifiestan en ambos ojos, de forma rápida y aguda y en variación con la estación del año.
Como en cualquier conjuntivitis, estos síntomas se acompañan de una marcada inflamación conjuntival, en donde la conjuntiva suele tener una apariencia rosa pálida o lechosa en relación con el edema del ojo.
Es de carácter estacional. Sus síntomas se relacionan con la estación del año y la presencia de alérgenos circulantes en el aire, siendo más frecuentes en primavera, verano e inicios del otoño, cuando existe mayor cantidad de polen en el ambiente y en climas cálidos, secos y con mucho viento. La CAE por arizónicas se da en enero-marzo y la producida por gramíneas y olivo en junio-julio.
Afortunadamente la conjuntivitis alérgica estacional es completamente inofensiva, y no está relacionada con pérdida de la visión.
Después de la conjuntivitis alérgica estacional, la conjuntivitis perenne es la segunda forma de alergia ocular más frecuente. A diferencia de la anterior, esta se debe a ácaros del polvo, caspa de animales u otros alérgenos no estacionales.
El término ‘‘perenne’’ se debe a que como estos alérgenos por lo general se encuentran en casa, los síntomas se presentan durante todo el año, siempre que los antígenos se mantengan en el ambiente.
Los síntomas son persistentes, pero pueden exacerbarse en determinadas estaciones o situaciones. Al igual que su homónima, también cursa con cierto grado de inflamación conjuntival pero crónica, debido a la naturaleza prolongada de la exposición.
Este es un tipo más severo de conjuntivitis y se considera una forma relativamente rara de alergia ocular, ya que sólo afecta al 0,5% de los alérgicos. La queratoconjuntivitis vernal es muy particular, porque además de ser infrecuente, solo aparece al inicio de la adolescencia, con un pico de frecuencia entre los 11 y 13 años de edad.
Los síntomas suelen comenzar antes de la pubertad y por lo general se resuelven en la tercera década de la vida (alrededor de los 30 años). Algunas personas tienen exacerbaciones en determinadas épocas del año, como en primavera y otoño, mientras que otras los sufren continuamente.
La conjuntivitis en esta condición es bien particular. Además de la típica inflamación, también se acompaña de otras alteraciones como agrandamiento de las papilas, inflamación repetida de la córnea con formación de nuevos vasos sanguíneos, queratopatía puntiforme superficial, grandes erosiones corneales y ulceraciones que pueden ser peligrosas si no se diagnostican a tiempo.
Corresponde a un proceso inflamatorio, crónico y bilateral (afecta a ambos ojos) que involucra los párpados, la conjuntiva y en algunos casos la córnea. También se le conoce como la ‘‘manifestación ocular de la dermatitis atópica’’.
Se puede presentar en cualquier edad, desde niños hasta adultos, con un pico de frecuencia entre los 20 y 50 años de edad y con preferencia por el género masculino.
A diferencia de las anteriores, el signo distintivo de esta enfermedad es la lesión tipo eccema en el párpado, similar a las de la dermatitis atópica. Esta placa eccematosa suele endurecerse, y si hay un rascado excesivo, puede acompañarse de la pérdida de las pestañas que se le conoce como signo de Hertoghe.
La queratoconjuntivitis atópica aumenta el riesgo de otras alteraciones oculares más severas, como queratitis epitelial puntiforme, queratitis herpética, infecciones palpebrales por Staphylococcus, meibomitis, triquiasis, ectropión y entropión.
La blefaroconjuntivitis por contacto está causada por sustancias irritantes como cosméticos, químicos, fármacos y algunas plantas domésticas.
Se le considera una forma de dermatitis por contacto que termina afectando al ojo y sus anexos. A diferencia de todas las anteriores, esta se da por reacciones de hipersensibilidad tipo IV, es decir, frente a estímulos continuos.
La afectación más importante se da en la conjuntiva inferior, seguida por el párpado, y finalmente el resto de la conjuntiva y el párpado superior.
Por lo general los medicamentos más empleados son antihistamínicos, esteroides, vasoconstrictores, moduladores del sistema inmunológico, lágrimas artificiales y cambios en el estilo de vida para disminuir la exposición a los alérgenos. La elección del fármaco dependerá de las indicaciones del oftalmólogo y de la gravedad de la enfermedad.
La evaluación oftalmológica regular es la herramienta indispensable para poder prevenir y tratar a tiempo estas condiciones, ya que de lo contrario, es posible que el daño inicial pase desapercibido y la lesión esté más extendida de lo que se presume al momento de la consulta.
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