Las afecciones que comprometen los párpados resultan silenciosas y muy molestas en sus formas más graves. Conducen a síntomas como escozor, lagrimeo e intolerancia a la luz, y en ocasiones tienen que ver con otras enfermedades de mayor gravedad.
Ciertamente, el sistema glandular que se hospeda en ellos es de vital importancia para el equilibrio biológico de los ojos, y entre sus componentes principales figuran las glándulas de Meibomio.
Estas son responsables de producir sustancias indispensables para las lágrimas, y cualquier alteración en su estructura puede resultar en otros padecimientos como enfermedad del ojo seco y blefaritis.
En efecto, una investigación reciente incluyendo un gran número de pacientes demostró que cerca del 80% de ellos padecían de alteraciones en los párpados. Para su sorpresa, la mayoría estaba en relación con otras afecciones, entre ellas la DMAE y la diabetes.
A continuación, te explicamos la importancia de los párpados y los resultados reveladores de dicho estudio.
Comúnmente se piensa que los párpados solo existen para pestañear, y aunque es una de sus funciones, su rol en el globo ocular va más allá de ello.
Proteger tus ojos de la luz, los contaminantes externos y cuerpos extraños, así como distribuir la película lagrimal a través del parpadeo y alojar las glándulas que la producen son realmente sus funciones principales.
Su objetivo es producir lípidos y proteínas con el fin de mantener la estabilidad de las lágrimas.
Según explican los investigadores de un gran estudio multicéntrico, existe una estrecha relación de índole viciosa entre la disfunción de estas glándulas y el ojo seco, que se potencian sinérgicamente y empeoran los síntomas de ambas.
Lo anterior se justifica en que unas glándulas de Meibomio alteradas elaboran lípidos más espesos que obstruyen los ductos y llevan a su inflamación. Estos dos signos son típicos de la enfermedad del ojo seco, y a su vez promueven una mayor disfunción glandular similar a un círculo vicioso.
Como hemos mencionado en artículos anteriores, el ojo seco es consecuencia de alteraciones en la composición y estabilidad de la película lagrimal que llevan a que las lágrimas no lubriquen correctamente la superficie ocular resultando en su sequedad. Por ello, es importante la prevención y acudir de inmediato a un especialista en oftalmología.
Este estudio incluyendo países como Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania y España demuestra que casi el 80% de las personas que acuden a una consulta oftalmológica ya tienen cierto grado de daño palpebral, el cual repercute negativamente en la salud ocular y calidad de vida.
Para resultados más exactos y globales, los autores tomaron en cuenta el historial clínico de más de 6.500 pacientes provenientes de 11 países, e incluyeron antecedentes oculares relevantes como ojo seco, cataratas, manifestaciones oculares de la diabetes mellitus, glaucoma, disfunción meibomiana, alergia y degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Un equipo profesional de 647 oftalmólogos llevó a cabo la examinación de cada paciente, a través de la inspección física de rutina y pruebas especializadas como el test de Schirmer y el tiempo de ruptura lagrimal.
Con los resultados de estas pruebas se realizaron cálculos estadísticos en forma de prevalencia e incidencia con el fin de satisfacer tres grandes objetivos. 1) Determinar la prevalencia de los trastornos de los párpados. 2) Evaluar las asociaciones entre los mismos y las alteraciones de la superficie ocular. Y 3) Evaluar el impacto de dichos trastornos en la calidad de vida de los pacientes.
Generalmente, las alteraciones en los párpados pueden ir desde anormalidades en su posición hasta la presencia de secreciones, chalazión u orzuelos. Muchas veces se acompañan de algo más o surgen como consecuencia de otros padecimientos.
Después de analizar los antecedentes de cada paciente, los investigadores encontraron que la rosácea, dermatitis seborreica o atópica, diabetes, cataratas, DMAE y la enfermedad del ojo seco estaban entre los factores de riesgo (y causales) de alguna patología palpebral.
La apariencia de los párpados también importa. Según los datos, la mitad de los pacientes tenían alguna alteración dermatológica. Las más frecuentemente reportadas fueron el enrojecimiento y la piel grasa con un 19% vs. 10% respectivamente.
Por lo que se refiere al borde palpebral, casi el 60% de los participantes tenían alteraciones de sus márgenes, incluyendo pequeñas arañitas vasculares, engrosamiento, y obstrucción de las glándulas de Meibomio. Esto último se asoció con secreciones amarillentas y espesas en el 34% de los pacientes.
Ver bien es sinónimo de mayor bienestar. Gracias a la visión puedes realizar gran parte de las actividades diarias, desde leer un libro hasta cocinar o conducir al trabajo.
Más de la mitad de los pacientes encuestados tenían la visión comprometida, así como dificultades para realizar actividades diarias y menor desempeño laboral. Ciertamente y según lo observado en este estudio, las alteraciones palpebrales pueden impactar negativamente en la calidad de vida de quien las padece y ser un factor detonante del estrés emocional.
La composición del material producido por las glándulas de Meibomio es una compleja mezcla de diferentes elementos grasos, incluyendo el colesterol, las ceras, los fosfolípidos y triglicéridos.
Para favorecer la mezcla con el resto de los componentes de las lágrimas, todos ellos alcanzan su estado líquido en el borde palpebral, donde se unen con la capa más fluida acuosa de la película lagrimal para finalmente darle vida a la lágrima.
Uno de los hallazgos más significativos tras el análisis de los resultados es que, de los 3000 pacientes con enfermedad del ojo seco, al menos 2.900 tenían disfunción meibomiana. Resultado cercano a una relación 1 a 1 que revela en números el estrecho vínculo entre ambas afecciones.
La literatura establece que esta disfunción tiene que ver con cuatro procesos que favorecen a su desarrollo:
La afección puede ser focal y comprometer solo a un par de glándulas, o difusa si afecta a todo el sistema. En ocasiones, puede estar en relación con neoplasias o surgir como efecto adverso de medicamentos o toxinas.
Las mismas se pueden clasificar de acuerdo a las estructuras involucradas y la naturaleza de las lesiones.
La blefaritis se halla entre las más frecuentes, y a su vez se puede dividir en anterior y posterior. Siendo esta última provocada por la disfunción y obstrucción de las glándulas de Meibomio.
Queda más que demostrado que de no evaluarse a tiempo, la disfunción meibomiana es capaz de evolucionar a la enfermedad del ojo seco y empeorar significativamente la calidad de vida. Aparte, puede esconder -o ser signo de- padecimientos más complejos como la diabetes mellitus o alergias que requieren de mayor atención.
Si quieres conocer más sobre las enfermedades más comunes en los párpados y sus tratamientos, te recomendamos leer esta entrada: Enfermedades de los párpados
Muchos pacientes tienen molestias inespecíficas que pueden ser síntomas tempranos de disfunción glandular u ojo seco. Aunque tengan claro de que algo no anda bien, la mayoría omite la consulta por no ser lo suficientemente intensas como para comprometer su rutina, y he aquí el problema.
La evaluación oftalmológica es la única forma de prevenir, diagnosticar y tratar a tiempo estas alteraciones antes de que comprometan la visión.
Acudiendo a un profesional de la salud ocular no solo recibirás el tratamiento que necesitas, tu vida cambiará por completo en el momento en el que comiences a ver y sentirte mejor.
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Los 11 investigadores de este estudio internacional fueron: Serge Doan, Zbigniew Zagórski, Jorge Palmares, Meltem Yagmur, Thomas Kaercher, José Manuel Benítez Del Castillo, Bart Van Dooren, Paul Jonckheere, Peter Koch Jensen, Dmitry Yurevich Maychuk y Pavlo Bezdetko.
Haz clic en el siguiente enlace para ver en profundidad las claves de esta investigación: Eyelid Disorders in Ophthalmology Practice: Results from Large International Epidemiological Study in Eleven Countries
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