Efectos secundarios en la vista tras vacunarse

Si bien la mayoría de las vacunas tienen efectos secundarios, casi todos estos efectos están relacionados con el sitio de inyección, pero… ¿Alguna vez te has preguntado que sucede en la vista tras vacunarse?

Lo cierto es que las vacunas siempre han sido productos de gran interés científico por el poder de inmunización que proveen ante ciertas enfermedades contagiosas. Por años, las vacunas han sido el método clave para erradicar muchas patologías que de otra forma hubieran generado cifras alarmantes.

Pero que una sustancia sea tan efectiva brindando inmunización no la exime de efectos secundarios. De hecho, casi todos los medicamentos tienen efectos secundarios, porque al ser un producto externo que viaja por todo el organismo puede desencadenar reacciones de diversa índole, incluso las más inesperadas.

A continuación nos adentraremos en el mundo de la inmunización y cómo las vacunas pueden generar algunos efectos secundarios a nivel ocular.

¿Qué son las vacunas?

La vista es, posiblemente, el órgano más delicado que tenemos, porque contiene un complejo sistema neurológico-pigmentario que permite transformar la luz en imágenes cerebrales.

Cuidar de los ojos es un compromiso con nuestra salud, y conocer los efectos de la vacunación en los ojos es esencial para mantenerlos sanos.

Las vacunas son suspensiones líquidas que proveen inmunidad, por lo que se les conoce como productos inmunobiológicos.

Este líquido generalmente contiene diversos componentes, entre ellos:

• Componentes de microorganismos vivos atenuados
• Microorganismos inactivos
• Microorganismos muertos
• Fracciones de microorganismo o partículas proteicas
• Sustancias como polisacáridos o ácidos nucleicos
• Las más innovadoras contienen ARN mensajeros de virus

El principal componente de la vacuna depende del mecanismo por el cual producen inmunidad. Así, algunas vacunas sólo contienen microorganismos atenuados, mientras que otras tienen fracciones de microorganismos o partes de proteínas, entre otros componentes necesarios para lograr su estabilidad.

Existen muchas vacunas para numerosas enfermedades. No obstante, con la pandemia por COVID-19, la preocupación por los efectos secundarios de las vacunas es el principal motivo por el cual muchas personas no acuden a su cita de inmunización.

Hay que resaltar que, el balance riesgo-beneficio se inclina hacia el beneficio con respecto a las vacunas, y más cuando se trata de efectos secundarios oculares. Apenas se ha reportado 1 caso aislado de alergia en los ojos por vacunación.

Efectos secundarios en la vista tras vacunarse

Muchas vacunas pueden producir alguna que otra reacción a nivel del globo ocular, pero hasta la fecha no han sido efectos de gran preocupación, ya que frente a reacciones inflamatorias transitorias, el mayor beneficio que proporcionan es la inmunización.

Vacuna contra el sarampión

El sarampión es una enfermedad vírica extremadamente contagiosa que, antes del uso masivo de la vacuna contra la misma, afectaba a casi todos los niños del mundo generando muchas complicaciones severas, incluso la muerte.

La vacuna contra el sarampión está hecha a base de virus vivos atenuados y ha llevado a la erradicación completa de la enfermedad en muchos países, especialmente en los industrializados. Las reacciones adversas después de su administración ya sea sola o en combinaciones, son generalmente leves y transitorias.

Sin embargo, algunas personas pueden presentar los síntomas típicos del sarampión tras vacunarse, como fiebre, enrojecimiento de la piel o dolor en las articulaciones. A nivel ocular los efectos son raros, y puede darse una conjuntivitis producto de la activación del sistema inmunológico.

Vacuna contra la gripe

La influenza, conocida popularmente como la gripe, es una enfermedad causada por los virus de la influenza. Estos virus, parecidos al SARS-CoV-2, entran por la vía respiratoria superior (nariz o boca) para infectar la garganta o los pulmones y causar síntomas respiratorios.

Estas vacunas están hechas a base de virus atenuados. En algunos casos pueden provocar efectos adversos similares a la gripe como fiebre leve, dolor de garganta, cansancio, dolor muscular o dolor de cabeza. A pesar de esto hay que aclarar que la vacuna no provoca influenza, sino una respuesta inmunológica similar, para que en una nueva infección el organismo pueda defenderse sin problemas.

En el globo ocular no existen reacciones o daños documentados hasta la fecha. Las reacciones severas, como el estado de anafilaxia en donde hay una respuesta inmunológica generalizada, es probable que la inflamación se extienda a los ojos y produzca enrojecimiento y conjuntivitis.

Vacuna contra el sarampión, rubéola y parotiditis

La vacuna contra el sarampión, rubéola y parotiditis (MMR), es un conjunto de tres componentes que brindan protección eficaz contra las tres enfermedades. Esta vacuna está hecha de virus vivos atenuados.

Los efectos secundarios son leves y transitorios, como fiebre baja, seguida en algunos casos de una erupción cutánea. De hecho, la vacuna puede causar una infección imperceptible que no se contagia.

En el globo ocular no se han detectado reacciones severas o importantes. Se podría decir que el único daño informado es la neuritis óptica, que consiste en la inflamación transitoria del nervio óptico.

Las personas con tendencia o antecedente de trastornos inmunológicos o alergias severas severas deberían consultar con un especialista antes de inyectarse tanto esta como cualquier otra vacuna, porque es muy probable que experimenten síntomas graves después de su administración.

Vacunarse y la vista: vacunas contra la COVID-19

La preocupación por los efectos secundarios de las vacunas contra la COVID-19 ha estado en boca de todos. Entre los motivos de mayor peso se mencionan ‘‘las vacunas no son confiables’’, ‘‘entre los componentes hay metales que magnetizan’’, ‘‘no están aprobadas por la FDA’’, y ‘‘los efectos adversos son muy peligrosos’’.

Si bien ha quedado claro que todas las vacunas producen efectos secundarios, en el caso de la COVID-19 los daños de la enfermedad son infinitamente mayores que las posibles reacciones adversas que pueda generar su vacuna, especialmente en los ojos. Analicemos un poco cómo el SARS-CoV-2 lesiona el globo ocular.

El virus causante de la COVID-19 se caracteriza por provocar una cascada de reacciones inmunológicas exageradas que provocan hiperinflamación y daño en casi todos los sistemas. El ojo, al ser uno de los órganos más frágiles con una pequeña, pero vital red de vasos sanguíneos, puede sufrir de lesiones vasculares que comprometen la visión.

Efectos del COVID-19 en la vista

• Lesión directa a las estructuras del ojo: El SARS-CoV-2 invade al cuerpo aprovechándose de unas proteínas que se unen a los componentes del humor acuoso, cuerpo ciliar, el nervio óptico y la retina, lo que genera una respuesta inflamatoria de dichas estructuras oculares.
• Lesión indirecta a las estructuras del ojo: La forma en la que la COVID-19 produce daño sistémico se caracteriza por la liberación desmedida de unas sustancias inflamatorias llamadas citocinas. Esta producción excesiva se le denomina ‘‘tormenta de citocinas’’ y a nivel ocular produce inflamación, enrojecimiento y conjuntivitis.
• Lesión en el ojo por diseminación viral: Una vez que el virus entra al cuerpo, este se disemina por todo el organismo a través de la sangre, llegando también a los ojos. Al llegar al globo ocular se aloja en el conducto y glándula lagrimal para también provocar inflamación.

Efectos de los medicamentos contra la COVID-19 sobre los ojos

Durante el tratamiento de la enfermedad se pueden utilizar medicamentos, como la cloroquina o corticoides, que generen depósitos o residuos en la córnea, retinopatías o conjuntivitis.

La vacuna contra la COVID-19 hasta la fecha no representa un riesgo para los ojos, por el contrario, es la mejor alternativa para prevenir los grandes daños oculares provocados por la enfermedad y los medicamentos usados para tratarla.

Solo se han reportado escasos pacientes que después de vacunarse han desarrollado conjuntivitis transitoria o párpados hinchados. Del resto, la relación riesgo-beneficio se balancea hacia el beneficio de la inmunización.

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Recordemos que las vacunas previenen la forma grave de la enfermedad mediante la inmunización, más no la curan ni evitan el contagio.

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